sábado, 19 de junio de 2010

La guadaña

Tal vez como sobra el trigo es que nos sobra inocencia,
como nos sobró el olvido, hoy nos sobra decadencia;
y nos sobra el conformismo, aunque perdamos la tierra.

El corazón de este pueblo, el que agoniza esperando,
se ofrece como alimento siempre a los mismos caranchos,
los traidores carroñeros que nos vaciaron las manos.

Se aliaron a la avaricia los compañeros del hambre,
con dibujadas sonrisas, por las campañas del fraude;
de marionetas sumisas a las garras imperiales.

Historia y sangre vertida en el olvido descansan,
como el que ofreció su vida por nobles sueños de Patria;
se ahoga en la fe vencida, como oferta en la subasta.

De modas, poder y fama, televisión, nuevo siglo;
del “rating” hasta la infamia y la boludez al cinismo;
millones en propaganda y millones en el abismo.

Justicia, brava serpiente, veneno en los pies descalzos,
salud enferma de muerte y educación reprobando;
hoy cualquiera es disidente si no le mojan la mano.

Se llena mi pueblo chico de carteles y volantes,
asado y vino gratuito: “Tomá un bolsón y votame”;
renace el federalismo en los circos electorales.

Dios quiera que al fin reviente la dignidad en tu pecho,
por los changuitos que vienen con semilla y fruto nuevo:
¡Y arranquemos para siempre la cizaña de este suelo…!


Letra y Música: Daniel Oviedo (15/05/2001)

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